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  • Madrid es la capital de España, de la Comunidad de Madrid y de la provincia homónima. También conocida como La Villa y Corte, es la ciudad más grande y poblada del país, alcanzando oficialmente 3.207.247 habitantes dentro de su municipio y 6.543.031 en su área metropolitana, siendo por ello la tercera área urbana más poblada de la Unión Europea. Ver mapa
  • Los símbolos de la Villa de Madrid son la bandera carmesí propia de los ayuntamientos castellanos y el escudo tradicional con el oso y el madroño, tocado con corona real antigua, según el actual reglamento de Protocolo y Ceremonial del Ayuntamiento de Madrid. En 2004 la corporación municipal adoptó un logotipo basado en el escudo de la villa, en línea de color azul claro, que es utilizado en los documentos internos y de comunicación externa.

Siete leyendas cortas de Madrid

1. La tradición de los Alfileres
Según esta tradición o leyenda popular madrileña, el día de San Antonio de la Florida, 13 de Junio, las mozas casaderas deben echar a la pila bautismal colocada en el exterior de la ermita 13 alfileres, después deberán introducir el brazo en la misma y tantos alfileres como se queden prendidos en la palma de la mano, tantos novios o pretendientes tendrán ese año.


2. La leyenda de la Cruz de Batres
Según esta creencia popular allá por el siglo XVI, un campesino de Batres, como otras tantas veces, llevó a su casa unos troncos de leña que había recogido mientras araba sus campos. El labrador, dado lo crudo del mes de febrero, se dispuso a encender un fuego, pero no tenía yesca con la que poder hacerlo. Apunto de caer en la desesperación, fue sorprendido por un resplandor de fuego y luz, en cuyo centro estaba una cruz hecha con los mismos leños que había recogido.


3. Perro Paco
Callejero, vagabundo, sin dueño conocido, sin duda le molestaba estar sometido a cualquier autoridad o norma. Su fama comienza a tomar cuerpo, cuando varios clientes del Café Fornos toman la costumbre de sentar a su mesa al “Perro Paco”, como si de una persona se tratase. Según cuentan, el perro se comía un suculento plato de carne, y esperaba tranquilamente a que el resto de los comensales finalizasen el menú, para después acompañarlos hasta la puerta del “Fornos”, incluso algunos decían que acompañaba al pagador de la cuenta hasta el portal de su casa, y que siempre rehusó entrar y dormir bajo techo que no fuera el habitual elegido por él.


4. San Pantaleón o el popular milagro de la licuación de la sangre
Cada año, en la tarde del 26 de julio, se produce el milagro de la licuación de la sangre de San Pantaleón, en el Monasterio de la Encarnación de las Religiosas Agustinas Recoletas de Madrid. Desde el momento de su licuación, la sangre permanecerá así hasta el día siguiente, 27 de julio, día de San Pantaleón. El hecho poco usual de la sangre que no se licua, o no se solidifique al llegar el día 28, es considerado mal augurio.


5. Manuela Malasaña
Manuela Malasaña fue la heroína madrileña, convertida en uno de los mitos de la resistencia del pueblo de Madrid ante las tropas del general Murat, jefe del ejército francés, que ocupaba la capital del Reino y contra el que se sublevó la población de Madrid el 2 de mayo de 1808. Según la leyenda, Manolita, la joven bordadora, pasaba a su padre y a otros defensores del Parque de Artillería de Monteleón – levantado en armas bajo la jefatura de los capitanes Daoíz y Velarde – los cartuchos de munición, durante aquella mañana del 2 de mayo. Fue detenida y condenada a la pena de muerte en juicio sumarísimo, por hallarse en posesión de unas tijeras propias de su profesión.


6. Convento de San Plácido
El cuadro fue donado por el rey Felipe IV como arrepentimiento al haberse enamorado de una monja que allí profesaba . La monja se llamaba Margarita de la Cruz . El rey Planeó secuestrarla pero las monjas conocedoras del hecho fingieron la muerte de su compañera.


7. Arganzuela
En el año 1494 los monarcas Fernando e Isabel pasaron una larga temporada en Madrid. En uno de esos recorridos por la villa, la reina sintió sed y pidió agua en su taller alfarero. El tío Daganzo era el dueño, este era viudo y tenía varios hijos. Su hija Sancha fue quien tuvo el honor de traerle el agua en una alcantarilla a la reina. La reina quiso recompensarla y mandó a su escudero que cogiera la vasija, llenarla tres veces y vertiera el agua por el camino. Una vez cumplida la orden, la reina le dijo a Sancha :
Cojed y volvedme llena esa vasija tres veces con fino chorro vertedla mientras andáis, y el terreno que señala, dote sea que quiebre la pesadumbre de la gentil alfarera.
Y todo este terreno humedecido, paso a llamarse Darganzuela, que significaba “hija de Daganzo”, con el tiempo se convertiría en el barrio de la Arganzuela.

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